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Beatbox Chile: Shout out desde el under

Por Octavio García Soto

¡Para! ¡Estás invocando al diablo!

La señora le implora de rodillas a Tomazacre,
aterrada de los sonidos extraños que salen de su boca. Para él, sin embargo, esto no es más
que una jornada laboral.

Su oficina se extiende a lo largo de más de diez estaciones, en los vagones del metro de Santiago, donde trabaja media jornada haciendo beatbox. La otra mitad del día,

Tomazacre, de 16 años, va a un colegio nocturno. Él es creyente en la idea del beatboxer completo, "una persona que es capaz de hacerte sentir algo, transmitir un pequeño mensaje, sensación, lo que sea, simplemente con los sonidos que pueda hacer".

Fue a los 11 que Tomazacre vio su primer duelo: Skiller vs. Reeps One. Enganchó de inmediato, pero no fue hasta 2016 que descubrió que no era el único chileno que hacía música con la boca. Desde ese año que es parte de Beatbox Chile, la comunidad que últimamente ha acaparado las miradas del beatbox latinoamericano.

Creado el 2010, inicialmente Beatbox Chile era un grupo de Facebook para llevar cuenta de los aficionados en el país. "Yo entré cuando había treinta," recuerda Mr. Androide, "y diez hacían mucho, los demás no hacían nada". Hoy, con 28 años y una década de carrera, Mr. Androide es una figura prominente en la comunidad. Para el 2012, su habilidad ya lo había llevado a la televisión dos veces y había ganado su primer campeonato latinoamericano. Su obsesión lo convirtió en el líder tácito de Beatbox Chile, cuando la comunidad todavía era poco activa.

Durante los dos años siguientes, organizó eventos y campeonatos nacionales, hasta que llegó el Amistoso Nacional de 2014. Fue un evento enorme: pantallas LED, escenarios, cuota de entrada. Androide pensaba que era el primero de varios eventos, pero la responsabilidad era agobiante. "Me di cuenta de que no me quedaba la energía," recuerda.

Aún más agridulce fue cuando le llegó la invitación al Beatbox Battle World Championship. No sólo era el primer chileno en ser convocado a Berlín. Era el primer latinoamericano. ¿El problema?

La plata.

"Mandamos carta a todo el mundo, a muchas marcas, a alguien si se animaba a auspiciar a Androide," recuerda Cat Negro, amigo íntimo suyo. Sin embargo, el meritocrático adjetivo de "primero" no convenció al empresariado.

Cat Negro cumplía casi un año de amistad con Mr. Androide desde que lo conoció en el backstage de uno de sus shows. A pesar de no estar familiarizado con el beatbox, la química entre ambos fue instantánea. No por nada, después de la hilera de portazos en la búsqueda de auspiciadores, Cat Negro y su mujer decidieron asumir esa responsabilidad.

Fue así como Androide y Cat conformaron la primera comitiva latinoamericana en el Beatbox Battle World Championship de 2015. Ese viaje inició la transformación de la casi inexistente comunidad chilena al estandarte del beatbox latinoamericano que es hoy.

Androide y Cat Negro quedaron atónitos con el profesionalismo de las comitivas europeas, especialmente la francesa, que terminó arrasando ese año: Alem había ganado en la categoría de hombres, Twenteam'8 en Tag Team y Under Kontrol France se erigió como el vice campeón de la categoría de equipos.

Cat Negro sabía que Chile tenía potencial, y en el Mundial vio la calidad a la que el beatbox nacional podía aspirar. "Todo eso en conjunto hizo que yo tomara la decisión de decir 'hueón, yo voy a tomar las riendas de esto'". Con Cat Negro tras el volante, Beatbox Chile creó la Liga Nacional, un circuito que organiza eliminatorias en cuatro fechas a lo largo del año para el Campeonato Nacional en Diciembre. Las reglas son las mismas que las del Mundial: showcase de dos minutos, batallas de 1:30 por competidor y wildcards. Sin embargo, el afán unificador de Cat Negro traspasaba fronteras.

Así nació Planeta Beatbox, una plataforma digital donde convergería el talento latinoamericano. Con páginas en Facebook, Youtube e Instagram, ahora beatboxers del continente podían darse a conocer mandando shout outs en video. Sin embargo la misión más importante de esta plataforma tiene que ver con la calidad de registro. Según Cat Negro, "la misión de Planeta Beatbox es mostrar el nivel latinoamericano de una manera profesional grabado con un video profesional y un audio profesional".

Esta plataforma demostró su valía durante el Campeonato Latinoamericano del año pasado, que se celebró en Lima. Fue Planeta Beatbox quien se encargó del registro audiovisual de todo el Torneo.

Sin embargo, fue ahí donde la comunidad chilena también demostró su valía. Tomazacre, quien terminó entre los mejores cuatro del torneo, recuerda la clara diferencia entre la comitiva chilena y la de los otros países: "Llegamos con poleras, fuimos quince chilenos vs. algunos países que llevaban mínimo cinco o tres representantes". Al fin y al cabo, ¿cuánta gente tiene la comunidad Beatbox Chile? Los números varían.

A la fecha, el fan page de Facebook de Beatbox Chile tiene 6372 miembros. Sin embargo, Beatbox Chile Oficial, un grupo cerrado destinado específicamente para chilenos beatboxers, tiene 1452. ¿Cuántos de ellos están realmente involucrados? Cat Negro estima un número mucho menor. "Activos, activos, activos hoy en día deberíamos ser unos... 100, 200 como máximo," calcula, ". Nos falta, tener un público expectante, un público que siempre esté atento a lo que estamos haciendo". Tomazacre relaciona la falta de atención con el poco tiempo de existencia activa que tiene la comunidad, "porque recién estos últimos tres años se ha estado dando a conocer Beatbox Chile".

Sin embargo, Mr. Androide tiene la certeza de que el beatbox es uno de los artes revelación de los últimos tiempos: "Me lo imagino tanto en el Festival de Viña como en una fiesta electrónica de 15 mil personas".

Para Beatbox Chile la comunidad es igual o más importante que el amor al arte. En verdadera filosofía Toretto, son una familia. "Esa es una de las maneras de profesionalizar, de construirles una casita a los chicos para que puedan venir," dice Cat Negro. Uno de los elementos que cristalizó su amor por el beatbox en primer lugar fue la comunidad que vio en el Mundial. "Tiene algo que es mágico," explica, "sin yo saber el idioma de la otra persona, al hacer beatbox podemos comunicarnos tan bien que no es necesario hablar".

Mr. Androide agrega la importancia del respeto a la tradición: "Tienen que entender todos los nuevos que a los antiguos beatboxers deben respetarlos, al Crea Beatbox, al Chico Claudio, por ejemplo... ellos fueron escuela y movieron beatbox en todo Latinoamérica. Cuando nadie hacía, ellos aparecieron".

Y a pesar de que estén todavía en la sombra del mundo underground, Beatbox Chile se mueve con convicción. La comunidad se reúne religiosamente todos los sábados en el Parque Bustamante a realizar jornadas de autogestión, haciendo beatbox a la gorra. Es así como han financiado la Liga Nacional, al igual que el viaje a Perú del año pasado. Es así como esperan financiar los talleres de historia del beatbox, desplante escénico y técnica que tienen planeados para este año. Y además, cómo no, el viaje al Mundial de Berlín 2018.

Mientras tanto, la búsqueda por auspiciadores sigue.

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